jueves, 6 de noviembre de 2008

RAPUNZEL...


Rapunzel estaba furiosa y más que furiosa decepcionada. Acababa de entrar a su departamento que estaba en la parte más alta de ese exclusivo edificio de aquella afamada ciudad, acababa de llegar del salón de belleza - para ser exactos – tener una cabellera tan larga era una tarea ardua… mucho shampoo, acondicionador, tratamientos capilares y ¿para qué?, para qué mantenía ya una cabellera tan larga y tan difícil de cuidar, si ya había atraído al príncipe y lo único que había conseguido era que ahora ese príncipe que llego atraído por su deslumbrante cabellera la cambiara por un partido de futbol con sus amigos y justo ese día… ese día tan especial… su aniversario de la primera ves que enamorados se vieron a los ojos… era de esperarse en realidad siempre fue un olvidadizo de lo peor.
En fin, no había que hacer, y nuestra princesa para lo único que tenía humor en ese momento era para alimentar a Dragón, su iguana, por suerte ella no tenía que lidiar con príncipes… ¡príncipes! ¿Quién los entiende?... finalmente todo era simple y sencillamente como decía una de sus amigas “por más que los beses nunca dejan de ser sapos”.
Pero ya, no más, estaba decidida, quedaría todo solucionado, mañana a primera hora… ¡¡corte de cabello!!.

2 comentarios:

Indio Cacama dijo...

Es lo malo de selecconar pareja basándose en aspéctos tan superficiales como el largo del cabello.

SOMMER dijo...

Bien hecho. Los hombres somos simples. No nos hagáis demasiado caso. En el fondo somos buena gente y os queremos. A nuestra manera, pero os queremos.

Abrazos