jueves, 11 de diciembre de 2008

ENCUENTRO...

Un coche lujoso entró al estacionamiento de aquel enorme edificio de oficinas, que alojaba a un corporativo de bienes raíces, era un coche diferente a todos los que normalmente entraban a ese estacionamiento exclusivo para los empleados de la compañía.
Del auto bajaron una mujer relativamente joven y un muchacho de 16 años aproximadamente, ella era muy guapa; cabello largo, lacio y rubio, con rasgos finos, lentes negros y ropa elegante; falda, botas de tacón y abrigo. El chico era muy parecido a ella, era guapo, tenía también rasgos finos en la cara pero no dejaba de verse varonil, era una mezcla extraña entre un niño y un hombre, su cabello también era un tanto largo pero a diferencia de ella lo tenía castaño, su ropa no era nada fuera de lo común jeans, tenis y chamarra.
Subieron al elevador y presionaron el botón con el número 18, piso donde se encontraba la oficina del dueño y director general del corporativo. Iban totalmente en silencio, solo intercambiaban miradas de ves en cuando, en el rostro de él se podía ver algo de nerviosísimo. Llegaron al piso al que iban y se sentaron a esperar a que se desocupara el director.
Hombres con elegantes trajes salieron de la oficina y la secretaria por fin les dio el pase con el mismo silencio solemne entraron y cerraron la puerta, el director aún estaba terminando de agregar algunas firmas y al escuchar que alguien entró alzó la mirada, se levantó de su lugar y camino hacía la mujer a quien abrazo y saludo muy cariñosamente, se notaba que entre ambos había… o hubo algo a pesar de la notoria diferencia de edades.
Hasta ese momento no se había dicho ni una sola palabra, parecía como si el absoluto silencio por fin reinara en la tierra, el muchacho estaba inmóvil, solo se había limitado a observar todo, su mirada se notaba ansiosa y sus manos reflejaban nerviosismo, las miradas se cruzaban, iban y venían y nadie decía algo, hasta que ella rompió con el silencio
- Y después de tanto tiempo nos volvemos a encontrar, aquí de nuevo como desde hace poco mas de 16 años no lo estábamos, en realidad dude mucho pero por insistencia de él aquí nos tienes… aquí lo tienes…
Las miradas de ellos se cruzaron y de los ojos de el chico no tardaron en desbordarse las lagrimas al poder decirle al fin – papá - la palabra fue sosegada por un abrazo que solo dejó un falso eco en la oficina ahora llena de calidez.

1 comentario:

Indio Cacama dijo...

Esos asuntos en realidad son un poco más incómodos.