domingo, 6 de mayo de 2007

Caí...


Jamás olvidaré esa sensación, esa sensación de ver una lagrima brotar de tus ojos, fue impactante para mi, no siempre se ve llorara a alguien con tanta tristeza, con tanto dolor, decepción, amargura, desesperación, todo unido, mezclado sin poderse distinguir en donde empezaba y terminaba un sentimiento u otro, y el silencio, la soledad lo hacían aún mas impactante. Jamás me hubiera esperado verte llorar, jamás lo hubiera siquiera deseado… sentí lo inesperado, tu dolor me oprimía el corazón y dolía también. Pero no sabía que hacer; estática, callada, a penas te contemplaba desde mi ventana y recordaba aquel día de mayo en que llegaste a este lugar…
Hacía mucho calor y el departamento de a lado del mío estaba en renta, aceptaste quedarte aquí por que te gustó mucho el lugar, la zona, la ubicación de todo, el departamento, los costos, etc.
Yo casi no había dormido, mi riel estaba todo corrido, mi cabello despeinado, mis ojos tenían ojeras y estaban algo hinchados por las lágrimas que habían corrido porque al fin había dado el tiro de gracia hacía una relación tormentosa y duradera. En momentos como ese lo menos en lo que creía era en el amor, y menos a primera vista pero ahí estaba él y era irresistible no mirarlo, me quedé un rato ahí de pie junto a mi ventana, estaba como hipnotizada, había algo en él que no me permitía ignorarlo, eran cerca de las 10 de la mañana y sonó mi teléfono, era número equivocado, ya no volví a la ventana, mejor fui a bañarme, ya no me sentía tan deprimida como al principio, solo me sentía agotada, si había dormido una hora en toda la noche era mucho.
Después de bañarme me arregle, desayune un poco de fruta, me asomé por la ventana a ver si lo veía de nuevo, pero no hubo suerte, no estaba ahí, así que prendí el televisor y no pasaron 15 minutos antes de quedarme dormida. Desperté cuando ya casi oscurecía, solo para comer algo, ver un rato televisión y volver a dormir hasta el día siguiente muy temprano, de hecho fu él quién me despertó, se estaba mudando ya… siempre que se trataba de él algo me impulsaba a buscarlo, intentar ver por mi ventana o por la mirilla de la puerta y sobre todo no hacía ni un día que acababa de verlo y ya aceleraba mi pulso.
Desde luego tampoco olvido la primera vez que escuché su voz, grave, varonil, cálida, fue apenas un saludo, pero me envolvió, me llenó de una extraña “vibra”, cierta seguridad, empatía, familiaridad, y desde ese día nos hicimos confidentes. Lo ayude a arreglar su departamento, a veces comíamos juntos, en su casa o en la mía, cocinaba delicioso, en fin, en poco tiempo nos hicimos buenos amigos, casi por casualidad.
Se había mudado por motivos de trabajo principalmente, el nuevo departamento le quedaba más cerca. En sí todo marchaba muy bien, salvo por que él tenía una relación. Mi relación estaba totalmente sepultada, mi ex ni se acordaba de mi y así era mejor, lo menos que quería era recordarlo, todo estaba muy bien así, pero creo que lo suyo tenía problemas también, seguido lo escuchaba discutir por teléfono, pero no había duda de que él la amaba, su fotografía ocupaba un lugar de honor en su departamento, junto a una de ambos; lucían bien, enamorados contentos de hecho él siempre pensaba en ella, pero discutían… y mucho, y aunque siempre intentaba disimular no le funcionaba, porque siempre se le notaba la tristeza, eso pasa cuando los ojos de alguien son tan expresivos.
Su relación no resistió más, lo dejó, ella lo dejó, nunca lo dijeron sus palabras, sus lágrimas fueron suficientes, ellas lo delataron. Y yo, yo jamás quise enamorarme de él, pero en estas cosas no siempre se tiene el lujo de elegir… caí, perdidamente caí…

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