Si nuestros domicilios no hubieran cambiado tal vez seguiriamos juntos, es malo pensar en el quizá, pero hoy me paso algo que jamás hubiera siquiera pasado por mi mente y menos aquel día en que tan triste me sentí...
Marco fue mi primer novio, estabamos en la secundaria cuando nos conocimos, ya estaba iniciado el curso cuando él entró, la maestra por azares del destino le indico que se sentara junto a mi, nos hicimos buenos amigos gracias a que fuimos compañeros de equipo en varios trabajos, era el destino ya que, por muy lejos que nos sentaramos coincidiamos en los equipos, coincidiamos en los gustos, el primero que descubrimos en común fue el de los chicles sabor menta, las paletas de cereza vinieron después, los helados de vainilla en cono y la música rock nos unió mas. Es difícil de olvidar un niño como el, con sus ojos verdes y su cabello castaño a veces mal peinado un tanto largo y muchas veces sobre su cara, con su eterno movimiento de cabeza para mejorar su visibilidad, su voz tierna, su inocencia y su valiente protección a mi persona, cada vez que estaba triste o que alguien me hacía algo que me ponía mal podía contar con su sonrisa, sus bromas, sus cosquillitas y una paleta de cereza para provocar mi sonrisa. En realidad lo quería tanto, y me gustaba tanto que cuando me pidió ser su novia le conteste con un abrazo por que no podía hablar y después vino el primer beso, la primer discución y la primera reconciliación.
El gusto nos duró relativamente poco, el mismo destino que nos presentó nos separó a final de segundo grado, así que apelando a nuestra amistad pensamos en estar siempre juntos, como novios o... solo amigos, pero fue difícil, cuando uno es adolescente no tiene muchos medios a su alcance, y la comunicación se perdió, uno se va llenando de cosas, ocupaciones... y ya cuando uno puede tener libre y facil comunicación es tarde y es difícil tener valor para intentar contactar de nuevo a esas personas, en mi caso mas por miedo de arriesgar ese maravilloso recuerdo...
Sin embargo, hace un mes, al salir de la oficina donde trabajo me topé con un hermoso par de ojos verdes, tenía mas de un año sin pareja y sin enamorarme, y mi corazón latió como el de una niña de secundaria, lo más gracioso es que su corazón también latió y era el mismo amor de secundaria, la misma mirada, un poco mas de cabello, una sonrisa mas electrizante, una voz mas ronca pero la misma cara sonrojada al verme... Hoy a exactamente 10 años de esa despedida estoy celebrando mi primer mes de relación con Marco el mismo Marco de siempre...
¿Será que las almas predestinadas a estar juntas lo superan todo hasta el tiempo y el espacio?...
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